Con las Fiestas Patrias mexicanas a la vuelta de la esquina, es natural que busquemos una manera especial de celebrar nuestro país y su rica herencia cultural. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que brindando con uno de los destilados más emblemáticos que nacieron en México? El tequila y el mezcal son dos opciones que, aunque similares en algunos aspectos, ofrecen experiencias únicas y distintas.
Ambos cuentan con un origen mexicano y se han vuelto sumamente populares alrededor del mundo debido a su sabor único con herencia ancestral. Así que, en este blog, les explicaremos cómo se elaboran estos destilados, sus características distintivas y las razones por las que han ganado popularidad global. Prepárate para descubrir el fascinante mundo del tequila y el mezcal, y encuentra el que mejor se adapte a tu brindis en estas festividades patrias.
MEZCAL
Con su sabor ahumado y terroso, el mezcal posee una tradición ancestral que se remonta a tiempos prehispánicos. En náhuatl, el mezcal se conoce como “mexcalli”, que significa literalmente “agave cocido”. Este nombre refleja el proceso artesanal con el que se elabora la bebida: las piñas de agave se cocinan en hornos subterráneos revestidos con madera y piedras, lo que les confiere su distintivo aroma y sabor.
Tras la cocción, las piñas se muelen para extraer el jugo, que luego se fermenta en tinas de madera o piedra. La fermentación da lugar a un líquido que se destila en alambiques de cobre o barro. Aunque el mezcal puede ser envejecido en barricas de madera, muchos prefieren disfrutarlo joven para apreciar su perfil fresco y auténtico.
Los sabores del mezcal varían mucho según el tipo de agave, la región de producción y el método de envejecimiento, con notas que pueden incluir frutas secas, especias y un sutil toque mineral. Una vez listo, el mezcal se sirve tradicionalmente en un vaso pequeño, acompañado de sal de gusano y rodajas de naranja. En los últimos años, también ha ganado popularidad en la coctelería, donde su perfil complejo y versátil enriquece una variedad de cócteles innovadores.
TEQUILA
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Bautizado por la región de su origen, el tequila es otro destilado que proviene del agave, pero a diferencia del mezcal, se elabora exclusivamente con una variedad: el agave azul. La producción del tequila comienza con la cosecha de las piñas de agave azul, que luego son cocidas en hornos de mampostería o autoclaves para ablandarlas. Una vez cocidas, las piñas se muelen para extraer el jugo, que se fermenta en tanques de acero inoxidable o madera.
Este líquido fermentado se destila en alambiques de acero inoxidable, y el tequila puede ser envejecido en barricas de roble. A diferencia del mezcal, el tequila ofrece un sabor más sutil y refinado, con notas cítricas y frutales que varían según el tiempo de envejecimiento. Existen distintas categorías de tequila, como blanco, reposado y añejo, cada una aportando diferentes matices y complejidades. El tequila, al igual que el mezcal, se puede disfrutar solo, en un vaso de caballito, y a menudo se acompaña de sal y limón. Sin embargo, su versatilidad también brilla en cócteles icónicos como la margarita y el tequila sunrise, que resaltan su frescura y sabor vibrante, haciendo del tequila un clásico tanto en la barra como en la mesa.
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