Seguro conoces a alguien que dice: “¿Vacaciones? ¿Para qué, si yo soy feliz trabajando?” Sí, cómo no. La verdad es que no tomarte vacaciones es como traer el coche en la reserva de gasolina: en cualquier momento se apaga a media carretera.
La realidad es que pasan muchas cosas cuando no sales de vacaciones, cuando no te tomas un descanso. Aunque no lo creas, todo ello impacta en tu bienestar.
CUANDO NO DESCANSAS, TU CUERPO TE PASA LA FACTURA
No somos de acero. Si no tomas vacaciones, tarde o temprano llegan el cansancio crónico, los dolores musculares y ese insomnio que te hace dar vueltas en la cama. El sistema inmune se debilita, así que te enfermas con más facilidad.
Y ni hablar de la tensión: espalda contracturada, mal humor, dolor de cabeza y mala digestión.
LA MENTE TAMPOCO PERDONA
El cerebro necesita tiempo para desconectarse. Sin vacaciones, baja la concentración, se nubla la creatividad y aparece el mal humor. Incluso la ansiedad y la depresión se van asomando poco a poco si no bajamos el ritmo.
TU ENTORNO SOCIAL SE VE AFECTADO
¿Te has fijado que cuando estás agotado hasta contestas de malas? Pues justo eso: la falta de descanso también afecta tus relaciones. Te vuelves impaciente, menos divertido e incluso más ermitaño. Y claro, tu familia y amigos resienten esa energía.
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EL MITO DE LA PRODUCTIVIDAD
No descansar no te hace más eficiente: al contrario, te hace menos productivo, más distraído y propenso a errores. Quizás hasta trabajas el doble para lograr la mitad. Sin vacaciones, te falta concentración, así que recargar energías es vital.
VACACIONES QUE SÍ SIRVEN
Desde luego que tampoco se trata de irte una semana a descansar y acabar contestando correos en la playa. Aquí van unos tips para que tu descanso se traduzca en bienestar.
Desconéctate de la oficina. Pon un “fuera de la oficina” y no revises correos. El mundo no se acaba si no contestas un WhatsApp de trabajo en tres días.
Cambia de escenario. No importa si tus vacaciones son en Cancún, un pueblo mágico o tu propia ciudad. Lo importante es romper la rutina y dedicarte a disfrutar, a hacer actividades nuevas, a descubrir otras experiencias.
Muevete. Camina por la playa, haz senderismo, nada en una alberca y juega con tus hijos, anda en bici…suelta el estrés y recarga energías.
PRIORIZA TU BIENESTAR Y EL DE TU FAMILIA
No tomar vacaciones es como traer el celular al 2% y pensar que va a durar todo el día. Lo sabes, se va a apagar. Así que date permiso de descansar, desconectarte y recargar pilas.
Tu cuerpo, tu mente, tu familia y hasta tu jefe, cuando te vea rendir mejor, te lo van a agradecer. El descanso impacta en tu bienestar, y te vas a dar cuenta enseguida.