La velocidad parece llenar toda nuestra vida, hasta las vacaciones. Hoy en día surge una nueva propuesta de viaje que consiste en un ritmo distinto: el “slow travel”. ¿Qué es y cómo se practica este tipo de viaje?
La dinámica de todos los días no nos deja ir más despacio y encontrar nuestro propio ritmo para vivir. Las vacaciones no son la excepción y en ellas buscamos conocer y abarcar la mayor cantidad de destinos y actividades posibles, para no perdernos de ninguna experiencia.
Desde los años ochenta surgió una nueva propuesta de viaje que consiste en un ritmo distinto: el “slow travel”. ¿Qué es y cómo se practica este tipo de viaje? En este blog te contamos más y esperamos que te contagies de las ganas de conocerlo.
La aparición del internet y la consecuente revolución tecnológica que nos conectó por completo, pese a las distancias, facilita la realización de actividades como el ”slow travel”.
Luego de la pandemia por la Covid-19 y el confinamiento que tuvimos que vivir para evitar los contagios, las personas buscaron alternativas en el modo de vida. Así, creció la comunidad de personas que se dedican a viajar y ser nómadas digitales que se alojan en cualquier lugar del mundo y se vuelven habitantes por un periodo más largo que el de las vacaciones tradicionales.
IR DESPACIO, MEDITAR EL VIAJE
Este tipo de turismo busca que le demos más importancia a la calidad sobre la cantidad de lugares, personas y cosas que conocemos en nuestros viajes. Hasta ahora, buscábamos conocer tantas cosas como nos fuera posible en poco tiempo, lo que terminaba generando estrés y cierta superficialidad.
El “slow travel” consiste en cambiar el ritmo y disfrutar el momento en pausa, con calma, con cuidado y atención. Es saborear los bocados de tiempo y evitar la presión de conocer, tener, ser y conocer más en poco tiempo.
Para quienes lo practican, se trata de una forma de meditación al viajar. Detenerse a apreciar los detalles sin importar el tiempo que esto tarde.
PRACTICAR Y ADENTRARSE
El viajar de esta forma te permite conocer a fondo las culturas y ciudades que visites. Adaptarse constantemente a nuevos estilos de vida y conocer de manera íntima los lugares para crear experiencias duraderas.
Se vuelve, si uno se esmera, en una nueva forma de practicar idiomas, pues al permanecer más tiempo en un mismo sitio se pueden entablar conversaciones con los locales y hasta adaptarse a su modo de vida y adquirir lenguaje similar.
Una manera de practicar este modelo es hospedarse en hoteles boutique o alquilar viviendas por periodos más cortos que un año pero superiores a la típica semana de hotel. De esta forma, te podrás permitir conocer a los lugareños y encontrar la tranquilidad que impiden las grandes zonas turísticas.
Lo más importante es que este modelo de viaje permite tener libertad al elegir los destinos, pero también mantenerse en contacto con la vida cotidiana que dejaste atrás. El internet y el teletrabajo facilita este tipo de alojamientos y viajes que buscan nutrir la experiencia humana.
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